HISTORIA de la CASA NOVA


Las casas de peregrinos se empezaron a edificar en Tierra Santa después de las cruzadas. Hasta el siglo VII los peregrinos se alojaban por lo general en dependencias conventuales, residencias de obispos o posadas. Hacia el año 1000 los comerciantes italianos de Amalfi fundaron en Jerusalén tres diferentes casas de peregrinos, separadas entre sí: una para hombres, una para mujeres y una última para enfermos y pobres sin medios económicos. El complejo compuesto por la iglesia, el hospital, el monasterio y la casa de peregrinos, fue llamado “La Latina”. Aquí nació la Orden de los Caballeros de Malta. Después de la caída de Jerusalén en 1187 desaparecieron las casas cristianas de peregrinos. Los edificios fueron usados por los peregrinos musulmanes durante su visita a la ciudad. Cuando los frailes franciscanos se trasladaron al Monte Sión (1333-1335), La Santa Sede los eligió como custodios de los Santos Lugares en nombre de la Iglesia (1342). En este tiempo los franciscanos comenzaron también a dar ayuda material y espiritual a los peregrinos. Acoger y ocuparse de los peregrinos era y es uno de los aspectos importantes de las actividades de los franciscanos en Tierra Santa. Tras su llegada al Monte Sión construyeron una casa de peregrinos. La estancia y ayuda ofrecida a los peregrinos siempre fueron gratuitos. Las casas de peregrinos existieron en el Monte Sión hasta el ano 1551, cuando los franciscanos fueron expulsados por los otomanos.

Después del abandono forzoso del Monte Sión los frailes se establecieron en el antiguo monasterio georgiano de San Salvador, cerca de la Basílica del Santo Sepulcro. En una de las alas del edificio, cerca de la iglesia, establecieron la casa de peregrinos.

Esta casa fue usada hasta el ano 1866, cuando los franciscanos construyeron una nueva, la actual "Casa Nova", ya que desde mediados del siglo XIX aumentaron las inconveniencias de mantener la hospedería para peregrinos dentro del convento, sea por la mayor afluencia de gente, sea por que las mujeres no podían residir intramuros. Por eso los frailes construyeron un nuevo edificio separado de la casa conventual. Este fue el comienzo de las casas de peregrinos, las futuras "Casa Nova". Desde el ano 1910 este nombre fue dado a todas las casas de peregrinos administradas por los franciscanos.

La "Casa Nova" de Jerusalén también ha pasado por momentos difíciles. Desde el año 1941 hasta el 1946 fue ocupada por soldados polacos. En el año 1948, durante la guerra, buscaron cobijo en ella los refugiados de Palestina.

Durante casi 20 años la "Casa Nova" estuvo cerrada a los peregrinos. En los últimos años el edificio fue gradualmente modernizado. Ahora ofrece comodidad, aunque no lujo.

La "Casa Nova" presenta numerosas ventajas para los peregrinos:

  1. Se encuentra muy cerca de la Basílica del Santo Sepulcro y otros Santos Lugares. Esta intimidad hace posible que todos los peregrinos puedan mantener una especial comunión con la santidad de esta ciudad
  2. La Capilla, lugar central de “Casa Nova”, donde sacerdotes y peregrinos pueden rezar, participar a la Santa Misa y adorar el Santísimo Sacramento.
  3. Ambiente de familia. En “Casa Nova” uno puede sentirse como en su propia casa.
LA CASA NOVA HOY

HABITACIONES en total 89
Habitaciones individuales
Habitaciones para 2, 3, 4 personas
Habitaciones para los matrimonios

Las habitaciones son espaciosas, equipadas con amplias camas y baño.

Comodidades:

Los peregrinos tienen a su disposición tres comedores, donde pueden ser acomodadas un total de 200 personas.

Desayuno de 7:00 a 8:30

Comida a las 12.30

Cena a las 19.30

Previo acuerdo con la administración pueden realizarse cambios en los horarios de las diferentes comidas.

A los grupos de peregrinos que deben realizar salidas durante la noche, sobre todo por horarios de aeropuerto, será servida una comida ligera.

Sala de conferencias para 50 personas.

Auditorio para 120 personas, equipado con TV-SAT.

En la recepción está localizada una caja fuerte a disposición de los peregrinos.

 

 

Alojamiento en Casa Novas Franciscanas ¡Como en su propia casa!